Control
¿Qué está bajo tu control, y qué no?
Control
¿Te preguntaste alguna vez cuánta energía has desperdiciado queriendo controlar lo incontrolable?
¿Qué es aquello que realmente está bajo nuestro poder?
Un acto de sabiduría que nos permitirá ir hacia el equilibrio y la armonía es comprender qué es lo que está bajo nuestro control y qué no en nuestra vida. Mucha de nuestra energía se pierde queriendo controlar aquello que en realidad no podemos.
Como en general vivimos en modo automático, es probable que surjan situaciones en las que queremos controlar resultados, personas.
Pedir, o inclusive dar una orden, no significa que tengamos el control, ya que quien recibe una orden es un ser humano, y en verdad no podemos controlar a un ser humano.
Podemos querer controlar
Podemos creer que controlamos.
Pero en realidad no es verdad.
Nadie está bajo nuestro control si no quiere. Claro que podemos usar el recurso de la fuerza, o la amenaza. Pero, aun así, si el otro no quiere hacer algo, no lo hará.
¿Entonces qué es lo que “sí” está bajo nuestro poder?
Todo aquello que tiene que ver con nosotros, “la actitud”, accionar, hablar, pedir, proponer, aprender, moverme, enseñar, mostrar, exigirme, forzarme, etc. Es todo lo que sí podemos hacer, pero que tiene que ver nosotros.
Por ejemplo, está bajo nuestro poder vender, pero no que el otro compre. Podemos proponer el mejor servicio, o el mejor producto, pero eso no garantiza que logremos que el otro compre o adquiera nuestros servicios.
Queremos enseñar, pero eso no significa que el otro quiera o pueda aprender.
Lo mismo sucede con lo que nos toca vivir. El tráfico, la economía, la educación, etc. No solo queremos controlar a los demás, también queremos controlar las situaciones de nuestra vida.
Comenzar a ver y preguntarnos que realmente está bajo nuestro control y que no en las diferentes áreas de nuestra vida, nos permitirá salir más rápido de algunos conflictos, y nos permitirá no malgastar nuestra energía en intentar lo imposible.
El siguiente fragmento pertenece al capítulo “ Control, el juego preferido del ego” de la novela “Cambio de lado”. Te invito a leerlo.
En él, los protagonistas de la historia —Mahendra que es el maestro, Juan el parquero, Tomas el jugador, y finalmente Joss, el empresario— reflexionan sobre el “control”.
—Usted muchas veces habla de ego Mahendra, ¿a qué se refiriere con eso?
—¡Qué pregunta Tomás! Me gusta. Hablemos de su predilecta función, el control.
—Juan, ¿podés tomarte una pausa? Necesito que me ayudes con este tema.
Juan estaba sumergido en silencio, trabajando sobre unas flores. Dejó la tijera gris sobre el pasto. Sintió el olor que dejaban sus guantes al quitárselos lentamente de sus manos, primero el izquierdo y luego el derecho.
—Hay cosas que sí están bajo nuestro control. Otras que solo podemos influenciar con lo que hacemos. Pero las que dependen del otro, de la vida o de las mil cosas que influyen para que algo suceda, están fuera de nuestro poder,
—Es verdad —dijo el parquero, que se había sentado cerca de ellos, en cuclillas sobre sus talones— ¿Cómo controlar que esos pimpollos de malvones florezcan cuando yo quiera, o que estas hierbas no crezcan? —acarició el césped—, ¿o que llueva? Puedo regar, podar, pero no puedo hacer que crezcan más lento o más rápido, o que aquel limonero madure sus frutos antes de tiempo.
—Y en el juego, ¿qué es lo que no controlamos? —preguntó el maestro.
— ¡El resultado! —dijo Joss, sorprendiéndolos con su llegada.
Tomás escuchaba, pero su mirada se proyectaba hacia adelante perdida en el horizonte, buscando situaciones donde poder comprobar lo que se estaba hablando.
—Traje estos dulces —dijo Joss.
Juan sin que se lo pidieran se levantó de un salto y pregunto:
—¿Café, té, mate?
Quizás llegaba a los sesenta años ese álamo alto y encorvado que frescamente permitía merendar bajo su sombra. La mesa construida por Juan era de madera, lijada y lustrada hasta la perfección. Dos bancos también hechos por él acompañaban los laterales de la mesa. Las esquinas estaban vacías.
El aroma a las rodajas de pan casero, recién salido de la tostadora, despertó las ganas de untarlas con ese dulce de leche traído por Joss.
El maestro siempre atento, observó cuánto más se estaba en silencio mientras se saboreaba esa merienda.
—¿Saben de qué me doy cuenta? —dijo el jugador—, que en esa final cuando estaba cinco—dos, quise cerrar el partido, y se me fue. Creo que tiene que ver con lo que estamos hablando.
—En esa situación, hacer lo que tenías que hacer para obtener el resultado es muy diferente a controlar el resultado. Está en tu poder elegir la táctica, moverte, decidir cada golpe, como hacerlo, cuanto riesgo tomar. Influir con tu juego.
—¡Que rico es este dulce! —dijo el jugador.
—Y en la vida, ¿cuánto uno controla? —preguntó Joss, muy atento a lo que se estaba hablando, mientras untaba con mucho dulce de leche una tibia rodaja de pan.
—El ego cree que todo, Joss, es su juego preferido, pero es su ilusión, es por eso que nos estresamos tanto. Queriendo controlar aquello que solo podemos influenciar. A mí me gusta pensar que más que controlar, lo que puedo hacer es jugar. La vida propone y uno es su compañero de dobles. Juega con ella, junto a ella. Siendo parte de ella. Siendo uno con ella.
Uno en ella.
Como coach, este es uno de mis temas preferidos. Me encanta junto a mi coachee encontrar claridad, al ir descubriendo cómo el control está frenando la energía, y en qué áreas y en que situaciones está limitando la manera de vivir, generando enojo, frustración, y quita de energía.
El hacer coaching sobre este aspecto es muy enriquecedor para quien quiere liberarse de este aspecto limitante
¿Este tema te provoca ganas de hacer coaching?
Llamame o enviame un mensaje y comencemos esta aventura de seguir creciendo.
Te mando un abrazo